Día Mundial de los Océanos: 3 gestos cotidianos + beneficios de las actividades manuales
Durante las vacaciones, me crucé con una escena que me conmovió profundamente:
Una serie de animales marinos hechos en crochet por niños y niñas en Italia, en el marco del Día Mundial de los Océanos.
Me encantaron, asi que les comparto el momento en un pequeño reel, al final de este post.
Esto me hizo reflexionar acerca de la importancia de los océanos y también me hizo pensar en los beneficios de las actividades manuales.
Día Mundial de los Océanos
El Día Mundial de los Océanos fue establecido tras la Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro en 1992. Fue reconocido oficialmente por la ONU en 2008. Cada 8 de junio recordamos el papel vital del océano: Produce más del 50 % del oxígeno que respiramos, regula el clima y constituye el mayor ecosistema del planeta albergando miles de especies.
¿Qué podemos hacer para contribuir a la protección de los océanos?
Aquí van tres gestos cotidianos que podemos poner en marcha:
Reducir el uso de plástico desechable. Sustituir por botellas y bolsas reutilizables y evitando popotes (pajitas) y productos sobreempacados.
Si comes pescado y mariscos, priorizar los productos locales (o lo que provenga de lugares más cercanos): Esto significa elegir especies que se pescan en aguas cercanas a tu región, lo que reduce significativamente la huella de carbono del transporte.
Verificar periodos de veda: Durante estos periodos, las especies se encuentran en época de desove o crecimiento, por lo que pescarlas afectaría gravemente su supervivencia.
Además, nos ayuda a consumir solo cuando las especies no están en reproducción, contribuyendo a la preservación de las poblaciones marinas para futuras generaciones.
Informarse y difundir es clave para hacer sinergia y unir esfuerzos.
Tejer, coser, bordar… Beneficios de las actividades manuales
Las actividades manuales como tejer o bordar pueden parecer antiguas, pero ofrecen beneficios muy valiosos:
Relajación y enfoque: el movimiento repetitivo calma la mente, mejora la concentración y ayuda a silenciar el ruido interior.
Constancia y logro: ver cómo una idea cobra forma puntada a puntada refuerza la disciplina y genera satisfacción.
Habilidades útiles en lo cotidiano: aprender a reparar una prenda o crear algo propio conecta con la autosuficiencia en un mundo acelerado.
Lo cierto es que hoy, es difícil encontrar el tiempo —y la energía— para estas actividades, incluso si estamos motivados. Pero esos ratitos con hilo e imaginación pueden ser refugios de paz, creatividad y aprendizaje lento.
Estas creaciones en crochet me recordaron que el cuidado del océano puede empezar en una sala de juegos, con pequeñas manos y mucha ternura. Con gestos conscientes y momentos que nos reconectan con lo manual y lo simple, podemos cultivar una relación más respetuosa y compasiva con el mar… y con nosotros mismos.

